La huella del sindicalismo de
liberación, trazada a lo largo de la historia de nuestra clase
trabajadora, vuelve a ser caminada en el medio de la maraña de la
dependencia, el ajuste y la persecución. Por un lado, las luchas
gremiales y sociales confluyen con el objetivo político de la
defensa de los intereses de la patria, y por el otro, se plantea la
necesidad de la construcción de un frente nacional de liberación,
que convoque una amplia alianza social, con eje en las organizaciones
de los trabajadores y a partir de un programa de país soberano y
socialmente justo.
Ya desde el amanecer de un paro justo, masivo y anunciado, con un rumor de bronca que recorría las calles
vacías y silenciosas, en el improvisado feriado combativo, con escuelas
y fábricas paradas, y el fresco de las movilizaciones del día anterior, se coronó la gran protesta nacional. El Paro
Nacional del 24 de septiembre –el cuarto contra el régimen
macrista- fue masivo en todo el país y demostró la capacidad de
acción que la unidad de diferentes sectores gremiales. Días atrás,
se dio origen al Frente Sindical para el Modelo Nacional, una
confluencia entre la Corriente Federal de Trabajadores, el moyanismo,
SMATA, canillitas, entre otros gremios, en una posición de disidente
dentro de la CGT, realizando un gran acto en el microestadio de
Ferro. Significativamente, una de sus primeras acciones fue reunirse
con la Federación Argentina de Municipios (FAM) que lidera Verónica
Magario, para “realizar un diagnóstico común del presente
socioeconómico y poder articular acciones para enfrentar a un modelo
económico nefasto para las grandes mayorías (… ) para visibilizar
la situación crítica de los municipios ante la debacle económica
que se profundiza con la eliminación del Fondo Sojero “ (LFE, en
sindicalfederal.com.ar del 07/09/2018).
Su
lanzamiento fue en el microestadio de Ferro y participaron ochenta
gremios y casi 50 delegaciones regionales de la CGT. Héctor
Amichetti, de la Federación Gráfica Bonarense, dijo en su discurso:
“este Frente Sindical asume su lugar, ese lugar que se sostiene
desde el día en que se cambió la historia del país, el 17 de
octubre de 1945. Más que dirigentes somos organizaciones que vamos a
construir ese gran Frente Nacional para derrotar a estas políticas
de hambre y entrega del patrimonio nacional”. Sergio Palazzo, de La
Bancaria, dijo que “la única grieta que siempre existió en este
país es entre los que nos oprimen y los que no queremos ser
oprimidos, entre los que tienen un plato de comida y los que no.”
Hablaron delegados regionales, Hugo Moyano, Pignanelli y Omar
Plaini, de Canillitas, dio lectura al documento del Frente: “La
Patria está en peligro, la política económica debe cambiar”.
Entre varios puntos de vital importancia, allí se exige: defensa de
la industria nacional, repudio total al acuerdo con el FMI, rechazo a
la reforma laboral, exigencia de la paritaria nacional docente,
aumento de salarios, cese de la extorsión del Ministerio de Trabajo,
derogación de la reforma previsional, contra los tarifazos, a favor
de frenar la fuga de capitales con controles del BCRA, cobro de
retenciones a las exportaciones agrícolas, petroleras y mineras,
revisar la deuda externa espuria desde 2016, aprobar un presupuesto
con eje en el mercado interno y las economías regionales, y libertad
a los presos políticos. Se reclama a la CGT que convoque al Comité
Central Confederal y al Plenario de Delegaciones Regionales, y se
implemente un plan de lucha a favor del conjunto del pueblo
argentino. Se hizo un enérgico llamado a los sectores políticos de
la oposición, para la constitución de un Frente Nacional y
Patriótico en el que no se excluya al movimiento de trabajadores.
Hugo
Yasky, secretario general de la CTA, dijo que el espacio “va a
poder ser un elemento que activamente gane la calle junto con las dos
CTA, los movimientos sociales, va a fortalecer la lucha, y sobre todo
recupera la mística de la construcción de poder desde la clase
trabajadora” (Entrevista en Radio Gráfica). Así se demostró con
la gran movilización del 24 de septiembre, en las vísperas del paro
general. En esa oportunidad, Sonia Alesso, secretaria general de
CTERA, dijo que “le duele a la oligarquía argentina un pueblo que
no se rinde. Le duele un sindicalismo que no está de rodillas (….)
quieren sancionar un Presupuesto Educativo sin fondos para los
comedores escolares, sin programas educativos. Los que más van a
sufrir son los hijos de nuestro pueblo”.
A
su vez, los trabajadores de la economía de producción popular,
organizados en la CTEP, no han cesado en hacerse oír en sus
protestas, como el caso de la Unión de Trabajadores de la Tierra con
sus ferias populares en diferentes plazas de la ciudad de Buenos
Aires, pese al hostigamiento policíaco.
A
todo esto, los medios del sistema de dominación oligárquica le
llaman interna sindical, pero, en verdad, visto desde la perspectiva
del pueblo, es el movimiento de los trabajadores organizados que se
coloca en el centro de la esperanza social y exige una salida
política.
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