“Desde la Capital Federal
hay un concepto vago respecto de la existencia de la prensa del
interior de nuestro país. Se sabe que existen algunos diarios, no se
sabe cuántos ni de qué tiradas y poco de su rica historia. Los
diarios que conforman la Asociación de Diarios del Interior, muchos
de ellos más que centenarios, tienen un enorme arraigo en su lugar
de influencia y circulaciones muy importantes que, en su conjunto,
supera el millón de ejemplares diario. Además, el índice de
credibilidad y de localismo del que gozan es tan significativo que se
estima que en cada una de sus localidades entre el 90 y el 95 % de
los lectores de diarios, se informan a través del medio local”
(exposición de ADIRA en las audiencias públicas). El
grupo Clarín –con un capital social de 12 mil millones de dólares
en el 2010- es dueño del paquete de acciones mayoritario, y a la vez
del diario de mayor tirada del país, de los grandes diarios
provinciales (La Voz del Interior, La Gaceta de Tucumán, Los Andes),
de más de doscientos canales de televisión, canales de aire, de
empresas proveedoras de Internet, y de agencia de noticias. Se
destaca también la participación de Goldman Sachs en el 18% de las
acciones del grupo, corporación financiera que controla el sistema
financiero neoliberal de Europa y que es tan poderosa que últimamente
ha logrado colocar al máximo directivo del banco central de la
eurozona, por lo que la connivencia entre el capital financiero
extranjero y el monopolio mediático en nuestro país es un hecho de
poder de público conocimiento. Es viable suponer, entonces, que el
poder económico que da esa posición de control de la producción
del papel para la prensa se traduce en influencia y control de ideas,
a partir del cual se busca imponer un único relato sobre la realidad
que responda a los intereses económicos dominantes. La existencia de
esta hegemonía ideológica se advierte en nuestra historia reciente
en enunciados tales como que “achicar el estado es agrandar la
nación” y especialmente en un fuerte estigma antiobrero y
antisindical que es posible verificar en los grandes medios. La
construcción de una idea fuerza que identifique a la nación con lo
popular y que reivindique las luchas del pueblo a lo largo de la
historia, es la esencia de esa disputa cultural e ideológica.
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