jueves, 7 de julio de 2016

FERMÍN CHAVEZ


Nació el 13 de julio de 1924 en El Pueblito, cerca de la localidad de Nogoyá, en la Provincia de Entre Ríos. De familia yrigoyenista, por lo que alguna vez dijo: “siempre me llamó la atención el contacto que existía entre Yrigoyen y todo ese criollaje que no conocía diarios ni radio. ¿Por qué esa relación de los criollos viejos con el caudillo? Quizá pensaban que Yrigoyen era la reivindicación de los caudillos.” Hizo el bachillerato con los dominicos en Córdoba, cursó tres años de filosofía como novicio en el Convento de Santo Domingo y luego otros tres años más teología en la Universidad de San Antonio de Cuzco, Perú. Tuvo actividad docente, en especial a su cargo el dictado de la materia Historia Argentina I en la Facultad de Filosofía y Letras en 1973 y 1974. También ejerció una profusa labor periodística en diferentes medios, entre ellos, Clarín (1960), Crítica (1963), Siete Días (1977-82), Panorama (1977-82), La Prensa, El Hogar, Crisis, Megafón, Estudios Americanos (Sevilla) y Cuadernos Hispanoamericanos (Madrid). Realizó viajes de estudio por diferentes países de América y Europa. Regresa a Buenos Aires, desde Cuzco, en octubre de 1946. En 1950, atraído por el peronismo, conoció en una peña de jóvenes escritores a la que concurría todos los viernes a la noche en la sede del Hogar de la Empleada, a Eva Perón. Más tarde, se casaría con Antonia Simó, con quien tendría dos hijos.
Poeta, estudioso de la poesía gauchesca, así expresaba su lealtad, en todas las artes posibles, hacia el hecho nacional en su perspectiva de revisión. Habrá sido nomás su vocación nacional y popular que lo impulsó a transitar todos los caminos creativos que aparecían a su alcance. Escritor de cuentos, de una tira diaria en Clarín, de canciones del folklore, de una pieza teatral. Entre su poesía, se puede nombrar entre varios “Como una antigua queja”1950, “Una provincia al Este”1951, “Poemas con fusilados y proscriptos”1964, “Poesía rioplatense en estilo gaucho (antología), 1962. Hace poco, en una entrevista dijo: “No sólo es Buenos Aires”, el género gauchesco; sino que “puede ser un Mercosur espiritual, porque su geografía, su territorio y su lenguaje abarcan el sur de Brasil y del Uruguay y las provincias argentinas del Litoral”. Su espíritu reaparece en el tango, con los orilleros y compadritos. “Y esa postura de denuncia social, de picardía y de humor ácido, continúa hoy en el rock.” Conoció a Enrique Santos Discépolo, quien “aunque no ejerciera en los claustros universitarios Discépolo fue un filósofo, y está más vivo que nunca en las letras de sus composiciones. Lo que predijo para el año 2000 sigue teniendo vigencia en el 2001”.
Pero su obra más importante es la referida a la ensayística, en la que siempre respetó estrictamente la más rigurosa metodología de la investigación. “Civilización y barbarie” (1956), “Vida y muerte de López Jordán” (1957), “José Hernández, periodista, político y poeta” (1959), “Alberdi y el mitrismo” (1961), “Vida del Chacho” (1962), “José Luis Busaniche”(1964), “Civilización y barbarie en la cultura argentina” (1965), “El revisionismo y las montoneras” (1966), “Historia del país de los argentinos” (1967), “Iconografía de Rosas y de la Federación” (1970), “La historia a la vuelta de casa” (1971), “Entre Ríos, cuchillas historias” (1971), “La cultura en la época de Rosas” (1973), “Perón y el peronismo en la historia contemporánea”, vol. I (1975), “Un nuevo diálogo gauchesco sobre Rosas” (1975), “La Confederación, un proyecto nacional olvidado” (1976), “Historicismo e iluminismo en la cultura argentina” (1977), “Militares de la soberanía” (1981), “La recuperación de la conciencia nacional” (1983), “Social-democracia, ¿por qué?” (1984), “Perón y el peronismo en la historia contemporánea”, vol. II (1984), “Perón y el justicialismo” (1985), “Eva Perón en la historia” (1986), “Porque esto tiene otra llave” (1994), “Goya en la Argentina” (1995), “La jornada del 17 de octubre” (compilación) (1996), “Eva Perón sin mitos” (1996), “La conciencia nacional” (1996), “45 poemas paleoperonistas” (con Aurora Venturini) (1997), “De Don Juan Bautista a Don Juan Manuel Castañeda” (1998), “Poemas con matreros y matreras” (1998), “J.W. Cooke, el diputado y el político” (1998), “Otra vuelta con Martín Fierro” (1999), “Evita hay una sola”(1999), “El peronismo visto por Víctor Frankl” (1999), “El pensamiento nacional, breviario e itinerario” (2000), “Siete escollos sobre Perón” (2001), “El Che, Perón y León Felipe” (2002), “Alpargatas y libros” I y II (2003/2004), “Historia y antología de la poesía gauchesca” (2004), “Reseña de acontecimientos históricos (1553-2003)” (2005), “Diccionario histórico argentino” (2005). Estudió figuras históricas tan variadas como, entre otras, Alejo de Peyret, Francisco Fernández (el dramaturgo olvidado, según Ricardo Rojas), Juan B. Alberdi, Leonardo Castellani, el padre Castañeda, Nimio de Anquín. También, completó la obra de José María Rosa en la conocida y respetada colección de Historia Argentina.
En materia historiográfica se destacó por su opción revisionista y la revalorización de los caudillos federales. Hombre del interior, más precisamente hombre del Litoral, proveniente y vinculado a nuestra Argentina profunda, su primera biografía acerca del caudillo entrerriano Ricardo López Jordán “surgió de la contradicción entre la versión urquicista que le enseñaron en la escuela y la tradición jordanista que escuchaba en su casa”. “Mi abuela era de Paysandú y con dos hermanos logró escapar del sitio. Se fueron a Entre Ríos, como muchas familias, y contaban una historia distinta”.
Tradición oral y enseñanza escolar, dos pedagogías historiográficas diferentes en cuya pugna se transluce el enfrentamiento entre el revisionismo y la historia mitrista de óptica liberal. Su vocación revisionista era consecuencia de su condición de historiador y pensador comprometido con las cosas del país y las necesidades de su tierra. En 1957 se publica “Vida y muerte de López Jordán”, en donde reivindica con fundamentos a uno de los últimos caudillos federales. Su compromiso afectivo hacia la figura de este caudillo y hacia la causa federal se expresa en versos suyos: “Que celaje sin fin hubo ese día/cuando abrieron tu sangre en una acera/lejos de tu destino guitarrero,/cuando hicieron un sitio y te dejaron/la pesada manea de una bala!”.
Sobre Angel Vicente Peñaloza, “uno de los grandes ignorados de nuestra historia oficial”. De José Hernández, que además de un gran escritor fue un militante político de posición federal. Sobre el punto, decía que “el fondo temporal de El gaucho Martín Fierro se determina, en primer lugar, por el cuadro histórico en que el poeta gaucho desarrolló su acción y del que tomó los temas capitales de su obra: las levas motivadas por la Guerra del Paraguay, en la que los criollos provincianos se negaban a participar: los fraudes electorales en los que decidía el Comandante Militar o el Jefe Político; el servicio de fronteras, motivo permanente de injusticias a menudos cruentas; el trato desigual a los hombres de la campaña y a los de la ciudad; la mala distribución de la tierra; la legislación postiza impuesta por quienes desconocían ‘las necesidades del pueblo’”
De su labor documentada en los archivos concluyó que esos caudillos federales, jefes políticos de las masas de los pueblos del interior, habían sido víctimas de la manipulación historiográfica para trascender en la posteridad como “forájidos” o “bárbaros” en contradicción con la Civilización, cuyos máximos representantes eran el capital extranjero y las elites locales. “La Argentina es deformada cuando termina el caudillaje”, dice. Las premisas iluministas a partir de las cuales se estructuró el aparato cultural argentino, son la causa de sus graves deficiencias y alienación.
Para Fermín Chávez “existe, en primer lugar, lo que estrictamente podría denominarse idea federal de los pueblos, que se contrapone a la idea unitaria o liberal, que desde Buenos Aires se irradia hacia el interior del país desde 1813. Esa idea federal, nutrida del sentimiento popular, se caracteriza por su apego a lo americano como valor moral, como sangre impulsada desde lo ético y como unidad regional que trata de integrarse naturalmente – y sin coacciones forzadas- en una sociedad más amplia. Esa idea se descubre a sí misma al enfrentarse con lo Porteño, es decir, con lo que trae el puerto como residuo del siglo de las luces y que está en la mente de las clases cultas convirtiéndose en sectarismo progresista. En el fondo se trata de una cosmovisión casi vegetal, de raíz netamente popular, que se enfrenta a una filosofía de importación mal digerida. Para tales clases cultas, todo lo que se diferencia del progresismo liberal, o se le opone, es bárbaro. Y se acuña entonces una fórmula que quiere ser una disyuntiva: civilización o barbarie”. 
Una cumbre en la cultura nacional es su obra “Civilización y barbarie. El liberalismo y el mayismo en la historia y en la cultura argentinas”, de editorial Trafac (Bs. As., 1956). En ella se reúne una serie de ensayos cuya tesis central es sostener el “perjuicio moral y cultural que le viene haciendo al país el falso concepto de Civilización que a partir de 1837 le impusieron quienes por primera vez hablaron de la Barbarie americana en sentido negativo. La fórmula sarmientina que trastorna los supuestos culturales de la Argentina hasta el punto de hacerle creer a los nativos que su civilización consistía en la silla inglesa y en la levita”. Era la respuesta que desde el pensamiento nacional y popular contradecía a la línea Mayo-Caseros expuesta por el poder después del derrocamiento de Perón, para justificar en el pasado la instauración del régimen liberal oligárquico en 1955, al que a la vez definió como “la cuarta invasión de los ingleses”, por la influencia británica en el golpe de estado. Hombre de confianza de Juan Perón, adhirió a la resistencia peronista.
Latinoamericanista, sostuvo en su obra que la clave de nuestra cultura está en las ataduras que nos ligan a “la patria americana”.
“Fermín Chávez encaró el estudio serio y con irrefutable documentación de aquellas personas que fueron ignoradas, mancilladas y distorsionadas por la versión liberal de la historia”, se puede leer en la declaración de condolencias por su fallecimiento, de parte de la Cámara de Diputados de la Nación. Al dedicarse a la investigación de la redacción de la Declaración de la Independencia, encontró que se había suscripto una copia en el idioma quechua. El 2 de octubre de 2003 fue declarado ciudadano ilustre de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y con posterioridad también sería ciudadano ilustre pos mortem por declaración de la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires. Fue reconocido por el Instituto Superior "Dr. Arturo Jauretche" de la ciudad de Merlo, P.B.A. y por la CETERA.
Con la profundidad de su labor ensayística e historiográfica realizó un aporte sustancial a la causa nacional y al desarrollo auténtico e integral de nuestro país. Su marginación tal vez fue consecuencia de su posición respecto de los próceres de la historia, o tal vez de su definitiva crítica a los excesos del iluminismo en nuestra cultura de país semicolonial. "Fermín podía dar clases magistrales y aquí era menospreciado, no entraba en las academias", opina el museólogo Héctor Errasti, oriundo de Villaguay: "Muchos profesores de Historia no saben lo que se perdieron".
La siguiente proposición sintetiza el norte de su pensamiento: “La colonización mental es el requisito indispensable para la colonización material. Uno se puede liberar siempre y cuando haya una autoconciencia nacional”. Por eso, consecuente y crítico, decía que Carlos Menem había sido “el Terminator del peronismo”.
Un periodista describió su sala de trabajo con “libros de historia, viejos periódicos federales enmarcados, una fotografía poco conocida de Ricardo López Jordán, y bajo el vidrio de la mesa un poema de Ernesto Guevara en Ñancahuazu copiado a máquina”. Esto último, símbolo de su simpatía por "El Che", que lo llevaría en los últimos años al rescate de su relación con el peronismo. A Fermín Chávez se lo describe certeramente con “pañuelito al cuello y camisa vieja, y anteojotes y bigotes de prosapia montonera”. En una entrevista reciente, Aurora Venturini su última compañera, lo elogió al decir que no conocía “a ningún hombre, salvo Fermín, que no haya hablado mal de las mujeres”.
Su profusa obra lo muestra como poseedor de una fuerza que no se resignó a pesar del desconocimiento y ninguneo de los medios culturales oficiales en épocas disímiles, pero mayormente adversas y asfixiantes. Y con un aporte esencial a la formación de la conciencia nacional y popular. Sus libros aún hoy, tiempos de democracia, están agotados y son de difícil hallazgo. Será porque, como él decía, “todas las formas de la historia son militantes”.
Falleció el 28 de mayo de 2006, en el barrio de San Telmo, donde vivió gran parte de su vida.
JA


Fermín Chávez : Civilización y barbarie. El liberalismo y el mayismo en la historia y en la cultura argentinas” editorial Trafac (Bs. As., 1956); y Historicismo e iluminismo en la cultura argentina, editora del País (Bs. As., 1977).
Revista Soles - Nº 75 Abril de 2001 (en http:www.solesdigital.com.ar).
Entrevista a Fermín Chávez, por Jorge B. Rivera, Crisis mayo, 1975 (en: www.elhistoriador.com.ar)
HCDN, 31/05/2006.
¡Salud Fermín Chávez!”, de Daniel Tirso Fiorotto, en http://www.pensamientonacional.com.ar.
Página 12 y Clarín, del 29 de mayo de 2006, y Página 12 del 9/12/2007.
Currículum personal entregado por Fermín Chávez.



Publicado en el Tomo III de Los Malditos, Ed. Madres de Plaza de Mayo, coord. Norberto Galasso, 2009.

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