El triunfo de Mauricio Macri en las elecciones presidenciales de 2015
significó un veloz retorno al pasado en numerosos aspectos de la
política nacional, así también como en el plano de las relaciones
internacionales. Durante la campaña presidencial del 2015 se
instalaron como temas centrales del debate las cuestiones económicas
y la supuesta “problemática” de la inseguridad. Por el
contrario, la política internacional -fundamental en cuanto que
determina en gran medida la política interna de nuestro país- quedó
relegada a un segundo plano. Para muchos pasaron inadvertidas las
declaraciones del entonces candidato Macri sobre la necesidad de
“abrirse al mundo”. Los medios concentrados de comunicación
repetían incansablemente "Estamos aislados del mundo”,
replicando el discurso macrista. En aquel momento el candidato
declaraba: “hay que darle vitalidad y recuperar la dinámica en el
Mercosur, avanzar en los convenios con la Unión Europea y converger
con la Alianza del Pacífico”.
Estas declaraciones anunciaron las decisiones políticas en materia
internacional que el actual gobierno está llevando adelante. Ya en
ejercicio del mandato presidencial, en el marco del encuentro con el
ex presidente chileno Sebastián Piñera, acérrimo neoliberal, Macri
afirmó: “En el tema de la integración económica y comercial, los
modelos que siguen Mercosur y Alianza del Pacífico son distintos. El
Mercosur ha buscado una integración entre los países, pero no se ha
integrado con el mundo. La Alianza se ha integrado en su interior,
pero también con el mundo”.
Pero, ¿Qué es la Alianza del Pacífico?, ¿qué consecuencias
tendría para la Argentina la incorporación a este bloque?, ¿cómo
afectaría al MERCOSUR, UNASUR y Celac?
La Alianza del Pacífico (AP) es un organismo de integración
regional conformado por Chile, Colombia, México y Perú, creado en
2011. Tal como declaran en sus documentos oficiales, su objetivo
central es establecer un área de integración para avanzar
progresivamente hacia la libre circulación de bienes, servicios,
capitales y personas, apuntalando el crecimiento, desarrollo y
competitividad de las economías de los países miembros. Sin
embargo, a partir de lo sucedido en estos años puede afirmarse que
la integración se produjo principalmente en el plano comercial y no
así, en otros de los aspectos plateados.
Por otro lado, los países miembros poseen un estrecho vínculo
comercial con los Estados Unidos, ya que todos ellos han firmado en
la forma bilateral Tratados de Libre Comercio (TLC). Puede observarse
entonces, que la AP forma parte de la estrategia geopolítica
norteamericana hacia América Latina, con un doble objetivo. Por un
lado, busca introducir sus mercancías y capitales especulativos en
las estructuras económicas de los integrantes del bloque. Lo que no
logró mediante la implantación del ALCA (enterrado en 2005) a
escala continental, lo consiguió con estos países del Pacífico
que, continuando con la aplicación de políticas neoliberales,
decidieron priorizar este vínculo antes que la integración
intrarregional, propuesta por Brasil, Ecuador, Bolivia y Argentina,
entre otros.
Por otro lado, en términos geopolíticos, la AP fue la respuesta que
encontró la potencia del norte para contrarrestar y frenar el
proceso de unidad de la Patria Grande, impulsado luego de la derrota
del ALCA. La creación de la UNASUR, de la CELAC, y el
fortalecimiento de los procesos de integración no exclusivamente
económicos en el MERCOSUR, resultaron una clara amenaza para la
potencia imperialista. Por eso, luego de la derrota del proyecto
continental, apostó a la firma de tratados bilaterales de libre
comercio (de bienes y servicios) que terminaron confluyendo en la
formación de esta Alianza.
Es importante destacar, que la presencia norteamericana en la región
no se limita al ámbito económico, sino que existe también en el
plano diplomático y militar. A través de sus embajadas y del
accionar de sus agencias -como la Agencia de los Estados Unidos para
el Desarrollo Internacional (USAID) y la Administración para el
Control de Drogas (DEA)-, intervinieron activamente en los golpes de
Estado perpetrados en Venezuela, Honduras, Paraguay y en los intentos
desestabilizadores llevados a cabo contra los gobiernos de Ecuador y
Bolivia; además de esto, cuentan con numerosas bases militares a las
cuales se suma el despliegue de la Cuarta Flota.
En este contexto, el acercamiento del gobierno argentino a la AP y,
por ende, a los Estados Unidos, sólo puede significar el retorno al
coloniaje. Además, este proceso se produce en el marco de la
profundización de la crisis mundial, donde los países centrales
buscan desesperadamente ubicar su producción sobrante. La apertura
indiscriminada de la economía argentina, tal como provocaría el
ingreso a la AP o la firma de un TLC con Estados Unidos, generaría
efectos catastróficos. La industria nacional, el desarrollo de las
Pymes, cientos de miles de puestos de trabajo, se verían
indefectiblemente afectados. Mientras tanto, el discurso oficial -y
sus voceros en los medios concentrados- nos hablarían de las
ventajas de la “re-inserción” al mundo: el ingreso de las
grandes marcas europeas y norteamericanas y productos de última
generación, que se convertirían en un privilegio para pocos… Una
historia conocida -pero muchas veces no recordada- para el pueblo
argentino.
Tal como calificaba FORJA al Pacto Roca Runciman durante la Década
Infame, nos encontramos ante la posibilidad de la firma de un nuevo
Estatuto legal del coloniaje. La política de integración regional
llevada a cabo por el gobierno kirchnerista fue una de las claves que
permitió el desarrollo de un modelo que buscó la redistribución
del ingreso y el ejercicio de la soberanía nacional. Defender lo
alcanzado y evitar que el gobierno macrista vuelva a someter a
nuestro país a los designios del imperialismo, dependerá de la
capacidad de organizarnos y tejer redes con otras organizaciones
hermanas latinoamericanas para resistir a esta nueva avanzada del
neoliberalismo que, como ya nos ha enseñado nuestra historia, solo
puede terminar en hambre y represión para nuestros pueblos.
Publicado en Señales Populares N°47, abril de 2016.
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