viernes, 8 de julio de 2016

El proyecto de país en el Centenario. Una Argentina para pocos.


El Centenario, un país para pocos

por equipo de formación
Corriente política E.S.Discépolo
 
Buenos Aires, 1910. La Ciudad se prepara para celebrar los cien años de existencia de la "patria". Los festejos incluyen ilustres visitas como la Infanta Isabel de Borbón, el presidente chileno Pedro Montt, el italiano Ferdinando Martini, el alemán General Colmar von der Goltz, entre otros. La ciudad cosmopolita se presenta al mundo como la "perla europea de América". La civilización y el progreso parecían haberse finalmente logrado.
Sin embargo, la construcción de la patria que dará origen al "granero del mundo" se construye con mucha sangre derramada y no precisamente utilizando métodos "civilizados".
Desde 1810, la guerra civil fue el escenario político del territorio del antiguo virreinato del Río de la Plata. Dicha guerra era entre dos sectores bien definidos: aquellos que bregaban por la unidad latinoamericana y el proteccionismo económico -en pos de resguardar las incipientes industrias artesanales del interior- contra aquellos que pretendían el liberalismo económico que pregonaban las potencias europeas (Inglaterra en particular) y que veían en la cultura europea la civilización, y en lo americano la barbarie.
Las luchas descarnadas entre estos dos bandos dejaron un tendal de muertos en el camino. La represión desde Buenos Aires se incrementó bajo el gobierno de Mitre (1862-1868) y Sarmiento (1868-1874). Basta recordar la Infame Guerra del Paraguay, donde la alianza entre los liberales porteños (liderados por Mitre), el Imperio del Brasil y los Colorados de Uruguay, destruyeron al país latinoamericano más avanzado del momento. Paraguay fue el primero en tener un ferrocarril. Poseía un desarrollo industrial avanzado orientado al mercado interno. Era un mal ejemplo para el resto de América. Inglaterra en alianza con las facciones librecambistas destruyen este proyecto.
"Estamos por dudar de que exista el Paraguay. Descendientes de razas guaraníes, indios salvajes y esclavos que obran por instinto o falta de razón. En ellos, se perpetúa la barbarie primitiva y colonial. Son unos perros ignorantes... Al frenético, idiota, bruto y feroz borracho Solano López lo acompañan miles de animales que obedecen y mueren de miedo. Es providencial que un tirano haya hecho morir a todo ese pueblo guaraní. Era necesario purgar la tierra de toda esa excrecencia humana, raza perdida de cuyo contagio hay que librarse" Sarmiento
Las palabras de Sarmiento ilustran el desprecio por lo americano, lo popular y la búsqueda de europeizar nuestro territorio. Pero, ¿qué factores permitieron el triunfo de este proyecto? El contexto internacional puede brindarnos algunas explicaciones. Hacia mediados del siglo XIX las potencias capitalistas necesitan nuevos mercados para sus productos manufacturados, y también materias primas para continuar su desarrollo industrial. En este marco, ingresa América Latina a la división internacional del trabajo, como productora de materias primas y receptora de productos manufacturados y capital europeo.
Según las condiciones naturales de cada territorio (llamadas "ventajas comparativas") cada país se especializará en la exportación de un producto en particular. Bolivia, Perú, Chile y Venezuela serán países productores de minerales. América Central, Brasil, Colombia y Ecuador, países exportadores de productos subtropicales. Y por último Argentina y Uruguay exportadores de productos agrícola ganaderos.
Para llegar a este punto hacían falta resolver algunas cuestiones. Por un lado, lograr la estabilización política (fin de la guerra civil) y el mejoramiento de los caminos para la salida de materia prima y la entrada de manufacturas europeas. La introducción de los ferrocarriles fue llevada a cabo por el capital inglés, organizados en forma de abanico ya que todas las líneas desembocaban en el Puerto de Buenos Aires. Era la mejor forma de transporte a la vez que herramienta de penetración en las zonas del interior, y esto fue posible por la “normalización” del Estado. Las condiciones de inversión de los ferrocarriles y los beneficios otorgados a los ingleses muestran claramente nuestro carácter semicolonial.
Junto con la expansión de las fronteras (1879, conquista de la Patagonia en la mal llamada "Campaña al desierto" llevada a cabo por Julio A. Roca) se produce el aumento de las zonas cultivadas, motivando también la inmigración europea. Pero en este modelo de país solo algunos eran beneficiados: los ingleses, y la oligarquía local. Pero, ¿quiénes integraban esta elite? Aquellos terratenientes y comerciantes ligados al mercado externo que no se preocuparan en reinvertir capital. Los mismos que cuando visitaban Europa eran famosos por "tirar manteca al techo" para ostentar su riqueza. Apellidos como Martínez de Hoz, Guerrero, Luro, Cobo, Peralta Ramos, Álzaga, Lezama, Anchorena, Mitre y Alvear resonaran a lo largo de nuestra historia atrincherándose bajo la defensa de sus tierras y bienes, impulsando un modelo que condenaba a las mayorías a la pobreza y exclusión.
El poderío económico de esta clase estaba dado por la "Renta Agraria Diferencial". Claro está que en todos los países los dueños de las tierras obtienen una cuantiosa ganancia. Pero en la Argentina esta ganancia es extraordinaria ya que las condiciones geográficas de la Pampa húmeda permiten una productividad mayor al del resto de los países. ¿Será que estos hombres se consideran creadores de la riqueza natural?
Lo cierto es que con estos abundantes recursos esta clase parasitaria vive ostentosamente, una parte del tiempo en Europa, otra en Buenos Aires. Sostienen la ideología dominante mediante diferentes dispositivos, tales la educación o la prensa escrita (no olvidemos el diario La Nación), transmitiendo lo europeo como lo civilizado y exquisito y lo nacional como lo Bárbaro.
Se forma así una economía dependiente del mercado internacional y altamente ventajosa solo para una minoría oligárquica antinacional y conservadora, mientras el resto de la nación se ahoga en la miseria. Este es el país del Centenario, una Argentina para pocos. Pero aquellos excluidos de estos privilegios quisieron hacer oír su voz frente a tanto público presente. Mientras se realizaban los preparativos para la celebración de los 100 años de la Revolución de Mayo, los obreros convocan a una huelga para el 18de mayo con el objetivo de derogar la Ley de Residencia. El estado oligárquico, fraudulento y antipopular responde dictando estado de sitio y con fuerte represión policial.
Usando estos métodos, el régimen conservador logra mantenerse hasta el primer cuarto del siglo XX cuando resurgen las fuerzas populares, herederas del viejo federalismo del interior, articuladas con nuevos actores sociales como los inmigrantes. La Unión Cívica Radical logra imponer el voto secreto, universal (sólo para los hombres) y obligatorio, llevando a Yrigoyen a la presidencia en 1916. Aunque lleva adelante una política nacional y democrática, no logra cambiar la base productiva del modelo agroexportador. Sin embargo, es un periodo de ascenso de los sectores populares dentro de este mismo modelo: se recuperaran tierras para el estado nacional, se proyecta la creación de Y.P.F en búsqueda de la soberanía energética, se apoya la reforma universitaria y se sostiene la neutralidad ante la Primera la guerra mundial.
Luego de estas políticas, el radicalismo da un giro a la derecha con Alvear, quien es loado por la clase dominante. En 1928 reaparece la posibilidad de la elección de Yrigoyen, y frente al acto democrático que daría la victoria a los sectores populares, la clase dominante comienza a utilizar el “fraude patriótico” para gobernar, política que no dejara de usar frente a los grandes movimientos nacionales.
Desde 1930 a 1943 nuestro país vivirá inmerso en la metafóricamente llamada "DECADA INFAME". La oligarquía intenta por todos los medios perpetuar el coloniaje. Frente a la crisis mundial desatada desde el gobierno se promueve un firmar un tratado con Inglaterra a fin de evitar la caída de la compra de materias primas. El Pacto es vergonzoso para nuestra dignidad nacional. El Pacto "Roca - Runciman" fue firmado en Inglaterra en 1933. En esta ocasión el Vicepresidente argentino Julio A. Roca (hijo) la siguiente declaración: "La geografía política no siempre logra en nuestros tiempos imponer sus límites territoriales a la actividad de la economía de las naciones. Así ha podido decir un publicista de celosa personalidad que la Argentina, por su interdependencia recíproca es, desde el punto de vista económico, una parte integrante del Imperio Británico. Por si quedaba alguna duda, Otro funcionario argentino que recibió el título de “Sir” de la corona británica que afirmó que la Argentina era “Una de las joyas más preciadas de su graciosa Majestad”.
El país del centenario parecía volver a levantarse sobre las cenizas. La oligarquía intentaba no ceder sus privilegios y para ello usa el aparato estatal que conservaban mediante el fraude.
Mientras tanto las villas miseria nacían en los alrededores de Buenos Aires, mostrando una realidad que muchos preferían no mirar. Como lo retrata E.S.Discépolo en su tango Yira, yira: "...cuando no tengas ni fe, ni yerba de ayer, secándose al sol; cuando rajés los tamangos buscando ese mango que te haga morfar...la indiferencia del mundo que es sordo y es mudo recién sentirás."
Llegamos así, a 1943. La crisis del sistema capitalista y la baja de las exportaciones e importaciones habían producido cambios profundos en la sociedad argentina. La industrialización por sustitución de importaciones genera una industria liviana y un aumento de la clase trabajadora. Pero la oligarquía parecía no querer darse cuenta que los tiempos históricos habían cambiado. Insistentes en mantener sus privilegios recién registraran a los obreros como sujetos sociales cuando desde los márgenes de la ciudad marchen a defender al coronel Perón, quien liderará un proceso profundo de Liberación Nacional.

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