jueves, 7 de julio de 2016

BUSANICHE, JOSÉ LUIS (1892-1959)


Nació el 9 de diciembre de 1892 en la ciudad de Santa Fe, y falleció el 18 de mayo de 1959 en Buenos Aires. Hijo de Julio Busaniche, hombre vinculado activamente a la política de su provincia, y nieto de Mateo Busaniche. Tanto de parte de su madre, doña Julia Lassaga, como de la familia paterna, le venían antecedentes de alternancia entre la política, la jurisprudencia y la vocación por la historia. Cursa el bachillerato en el Colegio Nacional de su ciudad natal y a partir de ahí el derecho y las letras serían su vocación. Abogado, historiador, crítico de arte y traductor de viajeros europeos en nuestro país. De su época de formación cultural inicial dan testimonio sus dichos: “Mis ideas federalistas y democráticas, así como mi amor a la verdad, se vinculan a la lectura de los libros de un varón ilustre, el más alto representante de la España moderna y republicana, don Francisco Pi y Margall…(carta fechada en 18/08/1927)”. En 1919 se gradúa de doctor en Derecho y Ciencias Sociales. En 1923 realiza un extenso e intenso viaje por Europa, en el que según Fermín Chávez, el viejo mundo lo conmueve, lo vuelve “un hombre de cultura universal, pero sin alienaciones, ni desarraigos esterilizantes”. Al leer un artículo de su autoría, Hugo Wast le alabaría su calidad literaria.
Al regresar a Santa Fe, en 1925 es designado Subsecretario del Ministerio de Instrucción Pública y Fomento, cargo que ejerce hasta marzo de 1929, ocasión en la que encara una reforma a fondo del plan de estudios de las escuelas normales de la provincia. En 1927 publica su primer ensayo, “Estanislao López y el Federalismo del Litoral”, en el que busca refutar lo vertido por Carlos Aldao en su “Caudillos argentinos”, y al año siguiente la recopilación “Representación Nacional de Santa Fe 1828-1829. Actas y otros documentos”, con lo que da inicio a su labor historiográfica.
En un viaje a Salamanca, España, en 1928, después de buscar vanamente a don Miguel de Unamuno, a quien admiraba, lo encuentra de casualidad en una fonda. El encuentro lo impresiona a Busaniche, porque Unamuno le contó de su predilección por Francisco Solano López, Gaspar Rodríguez de Francia y de Juan Bautista Alberdi, y de su escasa simpatía por el general Mitre.
En 1929 se imprimió su compilación documental “Misión Amenazar-Oro a las provincias del interior en 1829”, el ensayo “Rosas en la historia de Santa Fe” y “El supuesto republicanismo del Padre Oro en el Congreso de Tucumán”. En 1939 asume como profesor de historia de la Facultad de Ciencias de la Educación en la ciudad de Paraná, cargo ganado por concurso. Poco después editaría “Santa Fe y el Uruguay desde la Revolución de Mayo hasta la constitución de la República Oriental”. Sus clases en Paraná se destacaban por su conocimiento sobre los caudillos federales del Litoral y la revelación de documentos a sus alumnos, así por ejemplo cuando llevó a las aulas copias de las actas secretas del Congreso de Tucumán, en donde se evidencia la posición de fray Justo Santa María de Oro, presentado por la historia oficial como un gran de republicano cuando del documento se revela una “actitud monarquista”. Según el recuerdo de una alumna suya, Busaniche “era un hombre suave y tranquilo, pero…se ponía de pie y pronunciaba palabras rotundas, enérgicas y lapidarias para ciertos “grandes hombres” que no actuaron como tales, para los paladines de la oligarquía porteña y para los historiadores centralistas que falsearon la verdad histórica”. Uno de esos momentos los tenía para hablar de Artigas.
Fue titular por concurso de la cátedra de Historia del Arte, en la misma Paraná. De 1934 data “El bloqueo francés de 1838 y la misión Cullen”. En 1935 se casa con Susana Barrier. Se publica la versión castellana de “Cinco años en la Confederación Argentina, 1857-1862” de Lina Beck-Bernard, una importante obra de su traducción. Durante ese tiempo, mantuvo correspondencia con Juan Álvarez, Ramón Cárcano, Emilio Ravignani y Juan Terán. Como director del seminario de Historia Argentina y Americana publica los trabajos “El Litoral en 1814”, “El año de la independencia en el Litoral” y “Entre Ríos en la guerra de la independencia”. Con el sello de la editorial Solar, que él funda, edita en 1938 “Lecturas de historia argentina. Relatos de contemporáneos”, con el que innova en el género. En 1939, se publica su “Domingo Cullen”, y a la vez es designado secretario de la Comisión Nacional de Museos y Monumentos históricos, cuando se traslada a la Capital Federal.
Ese mismo año se edita su versión castellana de Mac Cann, “Viaje a caballo por las provincias argentinas, 1847”, y en 1941 la de William Yates, “José Miguel Carrera”. En 1942 publica su “San Martín vito por sus contemporáneos”. Luego se incorporaría como docente en el Instituto Nacional del Profesorado y en la Facultad de Filosofía y Letras. En 1945 edita su ensayo “El bloqueo francés de 1838 y la misión Cullen. Federalismo y rosismo”, y su traducción de “Cartas de Sudamérica. Andanzas por el Litoral” de los viajeros británicos J.P. y G.P. Robertson.
En 1955 se publica uno de las obras más importantes: “Rosas visto por sus contemporáneos”. Su edición sufre la amputación del prólogo, por ser según editor “un poco rosista”, aunque en rigor JLB nunca lo haya sido.
En 1957 una editorial porteña le encargó la escritura de un texto de historia argentina, en el que, según Rafael Arrieta, se podía advertir sus posiciones disidentes respecto de la versión escolar. La obra quedó inconclusa y abarca hasta la presidencia de Sarmiento. Sí pudo finalizar su “Bolivar visto por sus contemporáneos”.
En definitiva, se puede resumir su perfil de historiador en su obra sobre Estanislao López, en donde expresa que “nuestra historia se ha resentido siempre de ese afán de reducir a fórmulas cómodas y triviales los fenómenos complejos”, la historia oficial denunciada como una política de estado, por eso era, como le gustaba nombrar, la “historia oficial subvencionada”. Reivindica a los movimientos federalistas del Litoral por tener un significado democrático, pese a “la consabida apología de los gobiernos porteños, y la vieja cantinela de la barbarie caudillesca”. Sobre Artigas, lo defiende en tanto caudillo federal frente a “las diatribas de don Vicente Fidel López”, en especial al sostener que “cuando cruzó a la provincia de Entre Ríos en 1814, era porque contaba ya con la adhesión casi unánime de todo el litoral”.
Otro ejemplo se verifica en sus observaciones sobre los viajeros hermanos Robertson: “Ellos no representaban la civilización, sino el comercio y el dinero, que no siempre son aliados de aquélla”. Una acotación metodológica de valor, aportada por Fermín Chávez: “tenía (JLB) un concepto cabal de la historia, no como expresión parcial de una realidad sociológica, sino como un proceso total en el que no es lícito confundir la parte con el todo…la causa de una facción con la causa nacional”.
A Fermín Chávez la vida de Busaniche le provoca una cruda reflexión sobre nuestro habito a “dispensar indiscriminadamente honras y homenajes por doquier, pero difícilmente sabemos distinguir entre la maraña que crece abonada por la cultura oficial, el oro de buena ley”. “La tierra argentina termina destruyendo a sus más preclaros hombres”, aunque, esperanzado, afirma que “un sentido de piedad…nos reclama desde no sé donde para decirnos que la patria no ha de ser siempre el desierto que, más de una vez (entrando o saliendo de él), nos figuramos”.
José Luis Busaniche, escritor, traductor e historiador argentino, hombre del Litoral y de la cultura nacional, fallece el 18 de mayo de 1959 en su casa de Olivos. Al día siguiente un pequeño grupo de amigos le da la última despedida, y según J. A. de Diego, “ni los académicos, que muy bien lo conocían, ni los revisionistas, que no podían ignorarlo, dieron en la oportunidad”. Ello no es más que expresión de la tan lamentablemente habitual desvaloración del quehacer vernáculo; en especial, si se trata de “un hombre despreocupado por los agasajos áulicos y las alharacas sectarias”.
JA


Fermín Chávez: “José Luis Busaniche”, Edic. Culturales Argentinas, 1964.
http://www.juanmanuelderosas.org.ar/, del Instituto de Investigaciones “Juan M. de Rosas”.

Publicado en Los Malditos, coord. Norberto Galasso, Ed. Madres de Plaza de Mayo, 2009.

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