La victoria electoral reciente de Andrés Manuel López
Obrador –AMLO, por sus iniciales, o directamente Andrés Manuel - ha conmovido
el escenario político latinoamericano atravesado por la acción de fuerzas
regresivas. La trascendencia de este hecho está en que expresa la voluntad
colectiva de autodeterminación del pueblo, para interrumpir el proceso largo
pero sin pausa, de degradación y destrucción de la nación mexicana, en el medio
de una creciente recolonización continental, la cual, justamente, consiste en
debilitar los estados nacionales. Mientras las mayorías populares de los países
hermanos resisten como pueden la avanzada de los regímenes oligárquicos, en
México toman la decisión de auto determinarse frente a la debacle de su clase
política para asumir una posición de defensa de la democracia y del interés
nacional.
El México moderno se asentó sobre las bases echadas
durante el proceso político iniciado en la Revolución social de 1910, la cual
no solo fue la superación del régimen autocrático y elitista
del Porfiriato, sino también el primer hecho trascendente del nacionalismo
popular latinoamericano. La Constitución Nacional de 1917 legalizó
los impulsos emancipadores, con la nacionalización de las áreas estratégicas de la
economía, en su artículo 27, y la consagración los derechos de los
trabajadores, en su artículo 123. El sexenio presidencial de
Lázaro Cardenas (1934-1940), concretaría este programa con la
nacionalización del petróleo, los ferrocarriles, las reformas laborales y la
entrega de cientos de miles de hectáreas a las comunidades campesinas e
indígenas, y con una política exterior soberana frente las presiones imperialistas, que
alentara la recepción de militantes republicanos españoles y hasta del
revolucionario León Trotsky. Conocida es la reivindicación que este último hizo de la
política cardenista en su defensa de la soberanía y el cuestionamiento al imperialismo,
que contribuyera a caracterizar al rol progresivo de los movimientos nacionales
en Latinoamérica.
Desde entonces, México desarrolló su vida política,
económica e institucional sobre esos firmes cimientos nacionalistas, aunque el fin del
siglo XX precipitó una derivación conservadora. De una concepción
patriótica a la entrega del patrimonio público, del ejemplo revolucionario a
las violaciones sistemáticas y masivas de violaciones de derechos
humanos.
Sobre esto último, el conocido caso “Campo Algodonero” mostró un panorama desolador con
una violencia masiva y estructural contra las mujeres trabajadoras. Fue significativo
que Andrés Manuel haya elegido esa ciudad como punto de partida para su campaña
electoral, en el monumento a Benito Juárez –prócer mejicano y primer presidente
indígena de Latinoamérica-. La fronteriza Ciudad Juárez, estado de
Chihuahua, es el paradigma de la dominación neoliberal e imperial: la disputa
de bandas narcos, la propagación de la violencia y los femicidios -desde ahí se
impuso este término para el resto del continente- junto con la instalación de
las conocidas maquiladoras como forma avanzada de explotación laboral. Mujeres
desaparecidas, madres luchadoras, braceros desesperados, trabajadores
explotados, forman parte de la bases social del incipiente frente nacional que
dio su apoyo al candidato victorioso. Pero también éste se recuesta en un
empresariado local, que no solo no parece darle reciprocidad sino que al menos
su alta cúpula, en dirección contraria, se ha posicionado expresamente a favor
de mantener el TLCAN[i].
El modelo neoliberal y de dependencia de México se fue implementando, primero, a
partir de los años 1980, y con mayor fuerza durante el sexenio
de Carlos Salinas de Gortari. El Partido Revolucionario
Institucional (el PRI),
surgido al calor del nacionalismo popular de la primera parte del siglo XX, se
reconvertía definitivamente en un instrumento del régimen oligárquico, en un
giro similar a lo ocurrido con otros movimientos nacionales del continente. La
reforma constitucional del mencionado artículo 27, en 1992, y el ingreso al
libre comercio del TLCAN, en 1994, sentaron las bases legales de la
subordinación nacional a los poderes concentrados y extranjeros. Las últimas
reformas legislativas durante la gestión de Peña Nieto son un intento de
remachar este camino, ahora en el campo de la energía, la educación y las relaciones
del trabajo[ii].
La única desgracia de México han sido sus extraordinarias riquezas, decía Manuel
Ugarte.
La causa contra
el régimen.
La primera alternancia política al PRI, después de 71 años, fue
aprovechada por la derecha aristocrática del Partido Acción Nacional con Vicente Fox Quesada, en una
secuencia de continuismo y frustración.
Ahora, tras un intento fallido de reconducir el sistema con los sexenios de Felipe
Calderón Hinojos (del PAN) y Enrique Peña Nieto (del PRI), la crisis política
del sistema deriva finalmente hacia la figura que levanta consignas
cuestionadoras del sistema. En noviembre de 2006, Andrés Manuel López Obrador,
por entonces dirigente del Partido de la Revolución Democrática, convocó a una
Convención Nacional Democrática, en un acto ante cientos de miles en el Zócalo
del Distrito Federal, para aprobar “la abolición de este régimen de corrupción
y privilegios y ha sentado las bases para la creación de una nueva república”, proclamarse
“Presidente Legítimo” ante el fraude electoral y resistir pacíficamente el
gobierno entrante de Calderón Hinojosa. Dio inicio, entonces, al camino
de la lucha democrática bajo el esquema simple pero contundente, de la causa justa
contra el régimen corrupto.
Ahora, en el discurso del Hotel Hilton del DF de la noche
de su victoria electoral, el caudillo promete una agenda nacional democrática de reconstrucción
del país: fortalecer el mercado interno, producir lo que se consume, que
el mejicano sea feliz en su lugar de origen con su familia y sin necesidad de migrar, combatir la
corrupción intrínseca al régimen en declinación, que no habrá “gasolinazos”, que habrá respeto a
la diversidad sexual y cultural, que habrá preferencia para los más pobres y
olvidados, en especial para los pueblos indígenas. “Por el bien de
todos, primero los
pobres”, dijo. Cambiar el uso de la fuerza por la atención a las
causas sociales de la inseguridad y la violencia porque la paz es fruto de la justicia social.
Andrés Manuel también prometió abrir el diálogo
con los organismos de derechos humanos y respeto a los organismos internacionales, y
dijo que “seremos amigos de todos los pueblos”, que se volverán aplicar los
principios de no
intervención y de autodeterminación de los pueblos[iii]. Prometió una
relación de respeto mutuo con EUA, lo que se corroboró inmediatamente con el
llamado rápido de parte de Donald Trump,
lo que contrasta fuertemente con el diálogo humillante que éste mantuvo con
Peña Nieto, el actual presidente mejicano. Anunció ser la cuarta
transformación mejicana en la historia, a contar desde 1810, pasando por el ciclo
de la reforma de Benito Juárez, y el de la revolución de 1910.
No sabemos cómo será su gestión de gobierno, ni si podrá
realizar sus propósitos de acuerdo a las relaciones de fuerza, en un país
tironeado por la desigualdad en el reparto de la riqueza y del poder, por las
grandes corporaciones y la tremenda presión recibida desde el gran imperio del
Norte. Pero como ocurre en Latinoamérica, el avance de las reformas sociales
conducirá al proceso político hacia la confrontación con el capital extranjero
y la necesidad de plantearse posiciones antiimperialistas.
La opción por una figura como la de Andrés Manuel, a
diferencia de la elite blanca, “güera”, adinerada y de la aristocracia
universitaria proyanki, habitualmente proveedora de los cuadros
gobernantes, tiene la consistencia de los presidentes que se parecen a sus pueblos.
No hay, por supuesto, certeza alguna sobre el devenir de los acontecimientos ni
de las decisiones que adopte o le dejen adoptar los factores de
poder concentrados, pero las cartas han sido barajadas nuevamente en el
país de los mexicanos. Se abre un nuevo capítulo en la historia de México, de
resonancias nacional latinoamericanas, con la esperanza que se extienda al
resto del continente.
4 de julio de 2018.
[i]Ver en sitio:
https://expansion.mx/empresas/2017/08/15/los-8-empresarios-mexicanos-en-defensa-del-tlcan.
[ii]Así opina Bernardo Batiz. Ver en sitio: http://www.jornada.com.mx/2018/06/02/opinion/028a1cap.
[iii]Los lineamientos de su política exterior recuperan la tradición
igualitaria y de autodeterminación mexicana, ratificados en el II Congreso
Nacional Extraordinario del MORENA. Ver en sitio:
http://lopezobrador.org.mx/2016/11/20/lineamientos-basicos-del-proyecto-alternativo-de-nacion-201-2024-anuncia-amlo/
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