domingo, 3 de junio de 2018

UNA VISIÓN DE PATRIA GRANDE


Colectivo Político Carpani

Nuestros países latinoamericanos se encuentran en caída libre, tanto desde el aspecto institucional y la estabilidad política, como, especialmente, de sus economías. Después de más de una década de ciclo nacional democrático, mediante un proceso veloz de demolición de la Patria Grande y de imposición de políticas económica procíclicas, en el lugar de las anticíclicas que, en líneas generales, se ensayaban. El regreso del denominado neoliberalismo no es otra cosa que la imposición de la vieja intención de recolonización imperialista de los Estados Unidos y el poder financiero occidental, de control geopolítico de los gobiernos, y sobre los recursos económicos, naturales -hidrocarburos, agua, minería- y de fuerza de trabajo de los pueblos.
La desintegración de nuestra América es la reproducción ampliada de la destrucción de las regulaciones estatales en la mayoría de nuestros países, con la excepción de Bolivia, Venezuela, Nicaragua y Cuba. Reflejo del caos nacional en Argentina y Brasil, particular pero no únicamente, no hay, actuamente, ningún organismo supranacional con legitimidad suficiente desde donde acumular fuerzas a favor del interés nacional latinoamericano. La UNASUR y la CELAC han sido vaciadas, el MERCOSUR cuestionado en su fundamento principal con la exclusión de Venezuela y su injustificado giro hacia la Alianza del Pacifico y el forzado acuerdo, aún no concretado, de libre comercio con la Unión Europea. Hasta la OEA es inútil en este panorama, la que parece haber caído por el barranco de la historia sin retorno. Para colmo, la última Cumbre de las América fracasó en un lánguido bostezo que solo sirvió para los intereses de Estados Unidos, con control a distancia porque su presidente ni se tomó la molestia de viajar. Así, emergió un fantasmal Grupo de Lima, con la única finalidad de ser punta de lanza en la agresión planificada y sostenida por los Estados Unidos contra el país bolivariano, con sus promesas de violencia y guerra. Desde la invasión a Panamá en 1989 de tropas estadounidense, con más de 3.000 muertos, que no había una amenaza directa igual.
Además, una nueva doctrina de seguridad militar se impone desde los Estados Unidos: la militarización de favelas en Brasil, la amenaza de intervención militar directa o indirecta sobre Venezuela, y el reciente anuncio de una base “humanitaria” en la provincia de Neuquén, son parte de esa estrategia de dominio geopolítico imperial.
Ya no se trata de la imposición de un modelo de fragmentación, bajo el lema de dividir para reinar, o la integración para la dominación del panamericanismo de los años 1960 revivido en los 1990 con el Consenso de Washington, sino de un escenario de caos sin dirección aparente ni visible. Se trata de una mutación del tipo de dominación imperialista en la región. El predominio del poder financiero es un proceso histórico que tuvo su origen en las dictaduras del cono sur, y el despliegue de una estrategia imperialista con base en la opresión brutal de los pueblos, el sometimiento de sus fuerzas armadas -con la excepción de Venezuela, de donde saldría el militar antiimperialista Hugo Chávez- y el mecanismo financiero de la deuda externa y fuga de capitales,
Latinoamérica está siendo sometida entera a un nuevo experimento imperial, en el que toda expresión del estado nación como lo conocemos, es objeto de destrucción, con la finalidad de crear un escenario de tierra arrasada y poblaciones debilitadas para ser sometidas al capricho depredador de la especulación financiera. Sin industrias, ni mercados internos, trabajadores, campesinos, comunidades y, especialmente, sin ningún tipo de regulación, o sea la destrucción de los vínculos comunitarios y solidarios de base, y del estado.
El escenario de México es un testimonio de ello, con más de 100 políticos asesinados y de 2000 militantes sociales, tan solo este año, en el cual habría elecciones presidenciales y las encuestas dan todas ganador a Andrés Manuel López Obrador, del partido significativamente llamado Movimiento de Regeneración Nacional. Habrá que seguir el desarrollo del conteo de votos y la relación de fuerzas para llevar a cabo el plan de gobierno que promete, de recuperación del petróleo, defensa del trabajo, la tierra y el capital nacional. Alguna vez lo calificamos de la etapa superior del neoliberalismo por ser el lugar donde el acuerdo regional de libre comercio había desarrollarse con el NAFTA a diferencia de sudamérica, en donde el ALCA fracasó. Nuestros países tejen y destejen la historia de la Patria Grande sin lograr alcanzar la realización de la obra completa de un destino nacional común, mientros batimos entre un destino de patria grande o la frustración de ser una gris factoría financiera. ¿Puede Latinoamérica, sin costo alguno, ir a la deriva en el océano hostil y ajeno, sin dirección propia?
II.
Mientras los regímenes neoliberales de raíz semicolonial, están en caída libre; al menos hasta que no consoliden un sistema político de dominación. El problema es que, de no surgir una alternativa latinoamericanista, la caída arrastrará a todos los pueblos del continente. Es imprescindible mantener una visión de Patria Grande, en el medio del derrumbe. La recuperación de una senda de soberanía nacional latinoamericana es estratégica. El ya antiguo eje Buenos Aires-Brasilia-Caracas, a partir del cual se articulaba la alianza sudamericana, se ha quebrado pero aún resiste: la resistencia a la reinserción de Argentina en el FMI, el destino político de Lula y el triunfo electoral del Chavismo en Venezuela, son hechos políticos de cuyo desenlace depende el futuro inmediato sudamericano, a lo que se le suma la aparición política del progresismo colombiano que desafía a los rancios conservadores que se jactan del ingreso de Colombia a la OTAN. El triunfo del Chavismo en Venezuela es una muestra de la voluntad de autodeterminación de su pueblo organizado, a la vez que Evo Morales se sostiene con base en una amplia alianza social de base popular. Justamente, el líder boliviano fue quien, en la Cumbre de los Américas, alzó su voz para decir que el capitalismo es el peor enemigo de la humanidad y que la principal amenaza contra la paz es Estados Unidos. Y que no es tiempo de invasiones sino de integración. Un mensaje de esperanza y una visión de Patria Grande.
1 de junio de 2018.


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