lunes, 19 de febrero de 2018

AMADO OLMOS Y LA ACTUALIDAD DE SU PENSAMIENTO


El pasado 27 de enero se cumplió un aniversario de su fallecimiento ocurrido, por un accidente de auto en Villa María (Córdoba), en 1968. Pero esta nota no se trata solo de una tardía efeméride, sino de traer al presente el núcleo del pensamiento de quien fuera uno de los líderes sindicales principales del sindicalismo peronista combativo de su época, en vísperas de la primera movilización de importancia frente a la política económica regresiva y de ajuste del régimen liberal conservador imperante. Veamos su pertinencia aunque primero bien vale recordar una breve reseña biográfica, sin pretensión más que la de servir de contexto para entender sus planteos principales.
1.
Amado Olmos nació en Rosario (Santa Fé) en 1918. Fue dirigente sindical del Sindicato de la Sanidad, siendo su secretario general durante el peronismo, movimiento político al cual adhirió en forma militante. Incluso, en 1955, llegó a ser, unos meses antes del golpe, diputado nacional por el partido peronista. Luego, conocería la prisión en condición de preso político, siendo alojado en diferentes cárceles como Caseros, Rawson, Bahía Blanca, la Penitenciaria Nacional, Rosario, desde el derrocamiento de Perón, luego en 1959, tras la toma del Frigorífico Lisandro de la Torre, y en 1960 por su participación en el levantamiento del General Miguel Angel Iñiguez.
Participó activamente en la creación de las 62 organizaciones gremiales en 1957, e impulsó ese mismo año el histórico Congreso de La Falda (Córdoba), el plenario nacional de las 62 organizaciones. En 1962, destacaría su influencia en la creación de Unidad Popular, la lista política que triunfaría en las elecciones a gobernador de la Provincia de Buenos Aires, con la figura del sindicalista Andres Framini, luego anulada, y por la cual llegó a ser electo diputado nacional. En ese mismo 1962, presidió el plenario nacional de las 62 organizaciones en Huerta Grande (Córdoba), dando lugar al célebre programa. Se le atribuye haberle aconsejado a Perón que mudara su residencia de la España franquista a la Cuba socialista, para fortalecer su posición antiimperialista; idea a la cual adheriría John William Cooke.
La perspectiva de unificación de la CGT aparecía fuerte en 1968, con la figura de Amado Olmos fortalecida para ocupar el rol de secretario general, lo que se frustró con su repentino fallecimiento en enero de ese año.
2.
Hasta aquí, una información básica pero suficiente como para ubicarlo entre los principales referentes del sindicalismo combativo de los años 1960, junto con Sebastián Borro, Augusto Vandor, Agustín Tosco, Avelino Fernández, Jorge Di Pasquale, Raimundo Ongaro, Atilio Santillan. Ahora señalemos las líneas principales de su visión sobre la lucha sindical y la realidad política del país, cuya vigencia toma sustancia en el presente, donde al interior del movimiento obrero aparecen líneas divergentes sobre cómo posicionarse frente a las políticas contrarias a los trabajadores y relacionarse con las fuerzas políticas opositoras al régimen. 
En este sentido, Amado Olmos fue una de las máximas expresiones del desarrollo sindical combativo y consecuente durante el ciclo abierto a partir del golpe de 1955, caracterizado por el fuerte protagonismo sindical y, políticamente, por la proscripción del peronismo. En este contexto opresivo, destaca entonces su planteo acerca de la necesidad del movimiento obrero organizado de superar la mera reivindicación gremial, sin denostar su importancia, para avanzar en el protagonismo de la lucha política.
Esta última idea, orientadora de la acción sindical, ha dejado una huella profunda en la tradición obrera. La persistencia en el tiempo de esa ligazón entre el movimiento obrero organizado y el peronismo, expresa esa búsqueda incesante, aunque de diferente intensidad, de parte del tronco mayoritario de las fuerzas sindicales.
Además, Amado Olmos hacía el planteo profundo y certero, característico del sindicalismo de liberación: la lucha de los trabajadores es por la construcción del frente nacional de liberación y por disputar la dirección política del mismo. Dejando bien en claro la convicción que las consignas del frente de liberación nacional deben ser las planteadas históricamente por el peronismo: la soberanía política, la independencia económica y la justicia social. El sindicalismo, además de levantarse para defender y ganar derechos laborales y sociales, y mejoras en las condiciones de trabajo, debía alzar un programa de nación. La liberación social y la nacional son asuntos prioritarios para la clase trabajadora. Los conocidos programas históricos de La Falda y Huerta Grande, suponen esta concepción integral del sindicalismo, al incluir entre sus enunciados la nacionalización de las áreas centrales de la producción, el control estatal del comercio exterior, la liquidación de los monopolios extranjeros, el control obrero de la producción y la integración con el resto de Latinoamérica. 
Suele recordarse de Olmos, una conferencia en el Sindicato de Trabajadores del Tabaco que luego sería publicado con el significativo título “Los trabajadores, la conducción política y su hegemonía en la lucha por la liberación nacional”. Allí, entre otras cosas, sostiene esto que transcribimos a continuación a modo ilustrativo:
“Tenemos que estructurar nuestra unidad interna y dentro de ella plantear la significación histórica de nuestra lucha. Defender el lugar que las organizaciones obreras y los obreros hemos ocupado y el lugar que habremos de ocupar para evitar que se repitan las dispersiones, las vacilaciones, las entregas y el privilegio (…) Nosotros no pretendemos un partido de clase, que sería en última instancia la negación del Justicialismo pero si exigimos la hegemonía en la dirección táctica del Partido (…) Tenemos pendiente una gran Revolución Nacional, para esa tarea fuimos convocados un 17 de octubre y para esa misma revolución nos estamos preparando. En la hora de la derrota, en los momentos de la dispersión y el desastre nos autoconvocamos, fuimos nosotros quienes recogimos las triples banderas de la Soberanía Política, de la Justicia Social y la Independencia Económica, las salvamos cuando toda una clase de dirigentes las había abandonado. Ese es nuestro mérito histórico. Entendemos que un gran debate en el seno del movimiento se aproxima, este es nuestro modesto aporte”.
Como se ve, las cuestiones centrales son puestas en evidencia y en el centro del debate. La necesidad de un movimiento obrero unificado, la reivindicación de un rol político protagónico y central en las disputas políticas del país, la tarea de formar un frente nacional de liberación policlasista –de raíz antioligárquica  y antiimperialista- , el problema vital de la dirección política de ese frente, la tarea pendiente de realizar una revolución nacional, la reivindicación de la tradición de la lucha de los trabajadores como factor de progreso social y democracia para el país, el mérito histórico del 17 de octubre de 1945 y del peronismo como movimiento de liberación con un programa de país con eje en las tres consignas clásicas.
Y finalmente, la crítica de las conducciones gremiales sin objetivos propios, y por ende el aporte para un modelo sindical de lucha, como al afirmar la necesidad de un sindicalismo integral, “que se proyecta hacia el control del poder, que asegura en función de tal el bienestar del pueblo todo. Lo otro es el sindicalismo amarillo, imperialista, que quiere que nos preocupemos de los convenios y las colonias de vacaciones solamente”. Se trata de una concepción del sindicato como posibilidad de bastión nacional y promotor de la lucha integral por la liberación nacional.
Amado Olmos no fue el único en tener estas posiciones, las que eran compartidas por una tradición sindical cuya memoria persiste, pero se trata de un testimonio de vida y compromiso notable y digno de reivindicar. Las cuestiones que se plantean abren líneas de debate y cuestionamiento en el presente, para orientar las acciones de reivindicación y organización gremiales.
Javier Azzali, 19 de Febrero de 2018

Fuentes:
http://www.robertobaschetti.com/biografia/o/43.html
Cuaderno de formación político sindical CTERA - Centro de Estudios Históricos, Sociales y Políticos Felipe Varela, 2015.

“Los trabajadores, la conducción política y su hegemonía en la lucha por la liberación nacional”, de Amado Olmos. Folleto de la Fundación Raúl Scalabrini Ortiz. Del sitio web: eltopoblindado.com

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